Deuda por patentes

Por Carlos Renoldi | Esto No Está Chequeado | Ilustración: Digital Snatch | #FiccionesEzeicenses

Siempre que uno va a renovar el registro de conducir, surge el temor de que pase algo. ¡Sorprendentemente no tenía ninguna multa en cinco años! Papel va, papel viene, y con casi todo terminado, me presenté en la Mesa de Entradas para obtener el libre deuda en la Municipalidad de Ezeiza.
—Muy bien, señor. Siéntese y espere a ser llamado —me indica una empleada.
A los pocos minutos, escucho:
—¡Renoldi!
Me acerco al mostrador.
—Acá le salta una deuda de patentes por $8000 de una moto marca Honda.
¡No podía ser tan fácil! ¡@#$%&! ¡@#$%&!
—¡¿Qué moto?! —pregunto, enojado.
Me brindan los datos.
—¡A esa moto la vendí hace más de siete años!
—Tiene que darle la baja para evitar más deudas. Figura a su nombre.
Tomo los papeles. Malhumorado voy a la caja y pago los $8000. No me queda otra. La baja será otro tema.
A los pocos días, llega a mi domicilio el registro y la boleta por la patente 2024 de la misma moto.
Me dirijo a la Municipalidad de Echeverría donde está registrada la Honda. Un empleado me dice que para comprobar que la había vendido en tal fecha debo sacar “el histórico”. Pago por el nuevo trámite. Turno, cola, pin, pan, pun, ¡plop!, ¡crack!, booom, mañana perdida, ¡¡histórico en mano!!
Regreso a la muni de Ezeiza con una copia del histórico. Me reciben en la mesa ocho. Me atiende un empleado muy amable. En pocos minutos pone mi situación en orden. Suenan las campanas del cielo.
—Listo, señor —dice entregándome los papeles sellados y abrochados.
—¿Qué pasa con los $8000 que me cobraron? ¿Me los van a devolver? Con el histórico queda claro que esa deuda no era mía —le explico.
El empleado mira los papeles y dice:
—Para reclamar debe abrir un expediente. Y, la verdad, le va a salir más caro que lo que podría recuperar.
—¿No me lo pueden deducir de alguna tasa?
—No.
—Que el intendente se compre un Rutini con mi plata —lanzo entre risas.
A la semana, mientras barro las hojas de los árboles en la vereda, se detiene una camioneta municipal frente a mi casa. Baja el acompañante y pregunta:
—¿Señor Carlos Renoldi?
—Soy yo —respondo.
—El intendente le manda este presente —explica y me entrega una bolsa de papel madera.
La abro y descubro una botella de un vino Rutini.

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