Hace cuatro años falleció el expresidente Carlos Saúl Menem, presente en la puesta en marcha del nuevo distrito de Ezeiza. Una imagen de 1995 nos permite meternos en el clima de una época.
Este viernes 14 de febrero de 2025 se cumplen cuatro años del fallecimiento de Carlos Saúl Menem (1930-2021), expresidente de la Nación Argentina, nacido el 2 de julio en Anillaco, provincia de La Rioja, donde fue gobernador en los períodos 1973-1976 (destituido por el Gobierno Militar) y 1983-1989. Abogado y político justicialista, asumió la presidencia en 1989 en un contexto marcado a nivel local por la hiperinflación durante el gobierno de Raúl Alfonsín, y desde lo internacional, por la caída del Muro de Berlín. Habiendo prometido la “Revolución Productiva” (en línea con la utopía peronista), terminó impulsando una agenda liberal con privatizaciones masivas y una fuerte alianza con sectores conservadores.
Su ministro de Economía fue Domingo Cavallo (1946), quien diseñó la Ley de Convertibilidad (que estableció el “uno a uno” entre el peso y el dólar), entrada en vigencia el 1° de enero de 1992 y derogada once años después por el entonces presidente Eduardo Duhalde. Este mismo Cavallo es el economista que hasta hace poco era elogiado como modelo a seguir por el presidente Javier Milei, aunque esta misma semana lo descalificó por animarse a decir que actualmente existe un atraso cambiario que podría traer complicaciones al país.
El 10 de diciembre de 1995 se cumplirán 30 años de la puesta en marcha del nuevo municipio de Ezeiza y la jura de Alejandro Granados como primer intendente local. La asunción se produjo en uno de los momentos más altos de popularidad de Menem, cuando su plan económico parecía transformar radicalmente la matriz productiva del país, en una época que algunos llamaban “el fin de la historia”.
La ceremonia tuvo lugar en el Barrio Justicialista Uno (donde comenzó funcionando el Concejo Deliberante de Ezeiza), en un acto emblemático que reflejó la histórica relación del municipio con los gobiernos justicialistas. Así lo muestra la fotografía tomada por un reportero gráfico de La Palabra, que acompaña esta nota. En la imagen se distinguen Alejandro Granados junto a Carlos Saúl Menem; el gobernador bonaerense, Eduardo Duhalde; el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Alberto Pierri; el ministro de Obras Públicas de la Provincia, Hugo Toledo; la diputada nacional Dulce Granados (hoy titular del HCDE); y el presidente del HCDE, Edgardo Amarilla. Aparecen también ediles locales y futuros funcionarios, entre ellos un joven Gastón Granados, actual intendente de Ezeiza, junto a su hermano Alejandro.
Estas relaciones harían que, entre 1995 y 1999, Alejandro Granados concretara una importante cantidad de obras públicas y en su reelección de 1999 consiguiera casi un 60% de los sufragios.
Poco después, el programa económico de Menem (continuado por el radical Fernando De la Rúa, que ganó las elecciones en 1999) comenzó a entrar en crisis, mientras el peronismo se enredaba en crecientes tensiones internas. Tras la renuncia de De la Rúa, Eduardo Duhalde (ya constituido en principal rival interno de Menem) asumió como presidente interino entre 2002-2003. Esto abrió el camino a una nueva etapa del peronismo, que desde el 2003 encarnó un nuevo rostro con Néstor Kirchner y Cristina Fernández como figuras centrales. Interpretando los nuevos vientos, Menem aceptó ocupar un rol secundario, desempeñándose como senador nacional por La Rioja desde 2005 hasta su fallecimiento en 2021 en medio de la pandemia del Covid-19, bajo la presidencia justicialista de Alberto Fernández, acompañado por Cristina Fernández como vice.
Existen similitudes entre el tiempo de Menem y el presente marcado por Javier Milei, en torno al surgimiento de nuevos líderes globales, el problema de la inflación y la intención de un nuevo presidente de implementar una agenda liberal en materia económica. Sabemos algunas cosas que van a pasar, porque ya están pasando: a la par de la estabilización monetaria, hay despidos, caída del empleo, el cierre de pymes y la entrada de productos que afectan a la producción local. Sin embargo, hay una notable diferencia: en aquel entonces, la transformación se impulsó desde el peronismo. Hoy, el gobierno ha puesto al peronismo, a la izquierda y a todos los colectivismos como sus principales enemigos, aun cuando algunos de sus adherentes sean conversos con pasado justicialista. El gobierno local, en esta nueva configuración, políticamente se referencia con la provincia de Buenos Aires y la gobernación de Axel Kicillof, manteniendo una relación institucional con la Nación. Continúa una línea: durante estas tres décadas, la marca “Primero Ezeiza” ha permitido a la administración local nunca perder de vistas a las demandas locales.
Treinta años después, la postal de Barrio Uno sigue siendo un testimonio del nacimiento del distrito y, a la vez, una instantánea de una época que parecía monolítica y que años después se esfumó dejando a Menem en el camino. Aunque desconocemos a ciencia cierta qué puede decirnos sobre el papel de los distintos ismos en el presente ciclo, podemos aventurar que, en esta Argentina pendular, las hojas en blanco del porvenir se irán llenando de sorpresas análogas a las que descubrimos cuando miramos una fotografía y nos sumergimos curiosos en lo que alguna vez sucedió.