El Grupo Scout Nº 31 de la parroquia Nuestra Señora del Valle, integrado por 120 miembros, celebró su 25º aniversario con distintas actividades en las instalaciones del barrio ATE, en Ezeiza, junto a familiares y exmiembros. El grupo fue creado por iniciativa del párroco Waldo Brítez, en 1999. De las actividades, participaron las distintas ramas del grupo (Lobato entre 7 a 10 años, Scout entre 11 a 13, Raider entre 14 a 16 y Rover entre 17 a 21), quienes hicieron su exposición de material scout, rincones, construyeron carpas, exposición de fotos y pañuelos scout. Se realizó una ceremonia por los 25 años donde la Jefa de Grupo, Natalia Valenzuela, indicó: “Nunca fracasamos cuando tratamos de cumplir con nuestro deber, siempre fallamos cuando no hacemos todo lo posible. Este grupo surgió en 1999 para seguir los pasos de otros scouts como idea del movimiento del Padre Waldo, para sembrar los valores y continuar con mucho esfuerzo hasta llegar a este día tan significativo para la comunidad de Del Valle. Me han contado de los momentos de lucha, donde un puñado de valientes, motivados por la pasión que solo un scout siente, puso todo su empeño para que la llama no se extinguiera, los fogones prosperen y muchos pequeños vivan la experiencia de ser formados en la vida al aire libre, con valores que le permitieron afrontar la vida con la mirada de las buenas acciones. Basta ver las caras de quienes portaron el pañuelo que, al enterarse de este aniversario se les dibujó una sonrisa, un grato recuerdo de un campamento, de una excursión, quizás de algún reto, pero siempre sabiendo que era por querer sacar lo mejor de las personas. Seguro que alguna vez, siendo scout, tuviste el rostro cansado portando una mochila, embarrado, con los pies fríos tratando de darte calor con una taza de mate cocido. O comiste un guiso un poco quemado, en el piso junto a otros pibes y dirigentes, que lo disfrutaron con una sonrisa sabiendo que estabas generando una anécdota para repetir mil veces. Les aseguro que esa misma adrenalina sienten los niños y jóvenes que están en esta formación, que han participado de la aventura de dormir en carpa, jugar con alegría junto a los educadores, formar sus grupos de pertenencia, bailar o actuar junto al fuego perdiendo el miedo al ridículo, ponerse serios en el izado de nuestras banderas, participando de debates sobre los temas que les preocupan. La esencia de ustedes, los ‘de antes’ y los que integran el grupo en la actualidad, sigue intacta, honrando a quienes partieron y asegurando un futuro lleno de historias por compartir juntos, en hermandad. Estoy convencido, valorando la Ley Scout, que el escultismo sirve para preparar niños y jóvenes para un mundo mejor. Niños y jóvenes que aprenden valores, principios, basándonos en una ley y una promesa, aprendiendo a respetar, a trabajar en equipo, a opinar, a sentirse parte importante dentro del grupo, a desarrollar sus habilidades, a encontrarlas, descubrirlas, animándolos siempre a superar los obstáculos, teniendo Fe en el Gran Jefe, amando y respetando la Patria, la familia”.