La leyenda del coche vampiro

Por Torosaurio | Esto No Está Chequeado | Ilustración: Digital Snatch | #FiccionesEzeicenses

Una noche de abril de 1982, parroquianos de Suárez avistaron un Renault 12 oscurísimo y de vidrios polarizados.
El vehículo estacionó en Gaddini y Remedios de Escalada, al lado del Fiat 600 de Bram Foguista, vecino originario de Belo Horizonte.
Tras escasos minutos, el Renault enfiló para Ezeiza y desapareció. Por la mañana, Foguista comprobó que en su Fiat no había ni una gota de nafta.
En las siguientes semanas, los avistamientos del Renault se repitieron. Por donde pasaba, quedaba un rastro de coches con tanques vacíos.
—É um carro vampiro! —tiró Foguista, identificando el Renault como un no-muerto que parasitaba el combustible de otros autos—. Para matá-lo você tem que usar balas de prata —amplió, indicando que al coche vampiro había que asesinarlo con balas de plata.
Los suarenses se julepearon mal. Ninguno abandonaba su hogar tras el crepúsculo. Mientras, el coche vampiro continuaba vaciando tanques.
Foguista empezó a patrullar las calles oscuras con un grupo de vecinos. Todos iban armados con .22 cargados con balas de plata.
—Temos que eliminar essa coisa da Mandingaaa!!! —vociferaba Foguista.
A principios de mayo, un Taunus apareció frente a la patrulla del brasilero. Traía de tiro al Renault negro. Del Taunus bajó la Pirata Domínguez (vieja conocida de estas contratapas), quien abrió el portaequipaje. Ahí había un hombre barbudo amordazado de pies y manos.
—Este es el sinvergüenza que andaba choreando nafta —señaló la Pirata.
La patrulla ignoró esas palabras y acribilló el Renault. Todos los .22 quedaron vacíos.
Luego, Foguista prendió fuego el coche vampiro.
—¡Manga de supersticiosos! —se quejó la Pirata al tiempo que el barbudo escapaba a los saltitos.
El Renault quedó exhibido afuera de la estación de Suárez. Tras dos meses, la Municipalidad de Echeverría se lo llevó.
Hoy los suarenses comentan la leyenda del coche vampiro con fascinación y terror. Foguista recuerda esas épocas con cariño.
—Foi muito divertido —dice—. Essa Pirata ralé quase roubou o milagre! —cierra, aduciendo que la Pirata chusma casi se roba el milagro.

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