Nahuelito en Ezeiza

Por La Pirata Domínguez | Esto No Está Chequeado | Ilustración: Digital Snatch | #FiccionesEzeicenses

En enero del 95 yo era vecina de Hércules Gravis, un soberbio con guita y aspiraciones políticas. Según deliraba, quería transformar el naciente Ezeiza en un distrito financiero. Una tarde pasó por casa.
—¡Quiero darle la oportunidad de colaborar con el futuro intendente, Pirata! —me chamuyó Gravis—. Este año hay elecciones y debo financiar mi campaña. Pienso abrir un parque acuático. La estrella va a ser el Nahuelito.
—¿El Nahuelito? —respondí—. ¿El plesiosaurio del lago Nahuel Huapi de Bariloche?
—¡Exacto, Pirata!
—¿Es joda?
—¡No! Necesito que usted vaya a negociar con el gobierno barilochense y me lo traiga a una tosquera cerca del arroyo Aguirre y la ruta 58.
Arreglamos números y volé a Bariloche. La charla con las autoridades fue corta. Intuí que se querían sacar de encima al Nahuelito. Tras cerrar el trato, fui a conocer el bicho. Al toque pegamos onda. Admiré su cuello largo y su sinceridad.
—Bariloche está recareta —reveló la bestia—. La semana pasada un imperialista yanqui me quiso sacar una foto. Lo morfé de un tarascón.
Conseguí un camión con acoplado y en un día trasladé al Nahuelito hasta Ezeiza. Llegamos de noche. Al costado de una amplia tosquera aguardaba Gravis saltando de alegría. El Nahuelito saludó y bajó al agua.
—Vas a ver cuando sea intendente, Pirata —se cebó Gravis—. ¡Voy a transformar Ezeiza en un centro de libre mercado y timba financiera! ¡El Wall Street criollo!
Fueron sus últimas palabras. El Nahuelito estiró el cogote fuera del agua y se tragó a Gravis.
—Perdón —se excusó y eructó.
—No hay drama —admití—. ¿Por qué te lo cenaste, Nahu?
—¡Soy comunista, Pirata! Peleé en la revolución de Cuba. Me zampaba las tropas de Batista en la costa del Atlántico. ¡Mirá que iba a laburar para el turro este!
Asentí y rogué que no le agarrara indigestión.
El Nahuelito volvió al camión y yo lo llevé a Bariloche, donde nos despedimos. Nunca más volví a verlo. Una lástima, me caía bien. Más después de cenarse a Gravis. Si estas vacaciones visitan el lago Nahuel Huapi, vecinos, llévenle al bicho un gran abrazo de mi parte. Por las dudas no se le acerquen tanto. Feliz año.

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