Por La Pirata Domínguez | Esto No Está Chequeado | Ilustración: Digital Snatch | #FiccionesEzeicenses
Hola. Soy la Pirata Domínguez. Me harté de que Torosaurio y Míster Afro falseen mis anécdotas para publicar cualquier bolazo en esta sección. Yo misma voy a contar una historia.
A mediados de los 2000, yo tenía amistad con Básica Unidad, banda de rock del B° Marina Mercante. Mailén Dambra era bajista y cantante, Rocío Vicentela tocaba la batería y Mariana Chacarita hacía lo suyo con la guitarra. Chacarita era una prodigio que mezclaba arreglos folklóricos con ataques metaleros. ¡Fenómena mal! Una tarde, Dambra y Vicentela vinieron a casa y comentaron que Chacarita estaba agrandadísima. La insoportable se había comprado una guitarra Fender Stratocaster y su ego amenazaba con romper la banda.
—Es el mal de la Strato —ilustré—. Les agarra a todos los que usan esa viola. Como Yngwie Malmsteen y Ritchie Blackmore. Son tan talentosos como insufribles.
Indiqué a las chicas que deberíamos exorcizar la guitarra con una danza ancestral que yo había aprendido en un viaje por Haití o Turdera, no recordaba. Les enseñé los pasos y, ya de noche, nos escabullimos en el B° Marina Mercante. Entramos furtivamente en el departamento de Chacarita, que dormía abrazada a la Strato.
—Salame —aprecié.
Chacarita saltó de la cama y se puso en guardia. Un resplandor siniestro escapó de sus ojos. Avancé y le emboqué un bife. Ella quiso responder pero yo esquivé todos sus ganchos. Mientras, le llené la jeta de dedos hasta que quedó hecha un estropajo sanguinolento.
Distraída con la paliza que yo le propinaba, Chacarita no vio que Dambra y Vicentela realizaban la danza ritualística alrededor del instrumento. De la guitarra escapó una humareda verde que enfiló hacia el balcón y se perdió en la noche. Chacarita, contrariada, frenó la pelea.
—Nos hemos librado del Mal —anuncié a Dambra y Vicentela.
—¿Qué me pasó en la cara? —dijo Chacarita mirándose en un espejo.
Luego de esa velada, Básica Unidad volvió a sus noches de rock. Ya no sufren problemas de egos. Una recuperada Chacarita toca su Stratocaster con sentimiento y modestia. El tabique del nazo le quedó desviado. Es un recordatorio de que el ego siempre debe estar bajo control. Aunque sea a los bifes, pero bajo control.
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