La máquina holística

Por Marco Millán(*) | Esto No Está Chequeado | Ilustración: Digital Snatch | #FiccionesEzeicenses

En la peatonal de Ezeiza, donde hace algunos años funcionaba el bar Kibón, se encuentra un punto de encuentro clave para casi todas las transacciones realizadas por internet en la zona. Lugar público, fácil de ubicar y parte del recorrido que muchos hacen a diario.
Hace unos días, a Ezequiel Pelliza Goicochea, profesor de secundaria, un estudiante le pasó el dato de un conocido de su hermano, quien ofrecía una máquina de escribir muy barata y bastante rara. La compra le resultaba muy atractiva para venderla después más cara.
El nombre del vendedor, David Balcarce, le resultaba algo conocido a Ezequiel. Con más de diez años de docencia, ese nombre podría pertenecer a muchísimas personas. Sin perder tiempo concretaron una cita en la peatonal, un jueves por la mañana.
Mientras caminaba despacio por llegar quince minutos antes, Ezequiel reflexionaba sobre lo que le había comentado su estudiante: “La máquina de escribir del tal Balcarce es holística”. Conocía el concepto por su preparación docente y por ser mencionado en el programa de radio “La venganza será terrible”, donde sintetizaron su sentido con la frase: “Un sistema es mucho más que la suma de las partes”. Nada de eso interfería en su interés por la máquina, todo se resumía en el costo y el nombre del vendedor, quien llegó puntual y muy bien vestido, mal afeitado y con unas ojeras muy marcadas.
Mientras Ezequiel revisaba la máquina (la cual estaba inmaculada tanto en el color negro mate como en la cinta y las teclas), Balcarce le comentaba que el mismo modelo fue usado por escritores como Hesse para El lobo estepario, Dolina para Crónicas del Ángel Gris o Mishima para El color prohibido.
—Ella va escribir las novelas que nunca concretaste.
De todo el discurso de venta, la mención de Dolina fue lo único que le quedó a Ezequiel, suficiente para realizar la compra.
Ya en su casa, haciendo espacio en la biblioteca de la sala para poner la máquina de escribir, captó con su vista periférica el libro Antes de la oscuridad, de Max Ribeiro, escritor de Ezeiza, amigo suyo de la infancia. Descripciones literarias creadas por Max aparecieron en su cabeza. Luego surgió el nombre del personaje de la novela, acompañado por una fuerte punzada en su frente: David Balcarce.

(*) Coordinador del Taller de Escritura y Literatura (Adultos) de la Municipalidad de Ezeiza.

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