Así lo confirmó a LA PALABRA el intendente Gastón Granados, quien anticipó que el edificio, construido en 1893, será destinado a actividades educativas, culturales y de identidad local, con acceso a la comunidad.
La Municipalidad de Ezeiza dio un paso muy importante en materia de identidad al adquirir la histórica Quinta Santa Bárbara, construida en 1893. Así lo confirmó a LA PALABRA el intendente Gastón Granados: “Este es un hecho histórico para la cultura local, para nuestra historia. Uno ve cómo el progreso va llevándose hitos históricos y algunos edificios son demolidos. Cuando se puso el cartel en venta de la Quinta Santa Bárbara, empecé a pensar en alternativas para tratar de adquirirla. Me parecía una pérdida enorme su posible demolición. Después de estudiar el asunto, encontramos una alternativa. Cada desarrollo o emprendimiento que llega a Ezeiza, debe ceder por ley un terreno al municipio. ¿Qué se hace habitualmente? El que va a hacer el emprendimiento compra la tierra en otro lado y se la da al municipio. En Spegazzini comenzó un loteo, llamado El Remanso, y les propusimos que nos ayudaran a la compra de la quinta, declarada por el HCDE como monumento histórico. Tras algunas idas y vueltas, logramos que El Remanso aceptara, lo que permitió concretar la compra, y en breve realizaremos la escritura”.
—¿Cuáles son los próximos pasos?
—Una vez que escrituremos y nos entreguen las llaves, empezará un proceso de evaluación. Por un lado, debemos buscar a las personas idóneas para restaurarla completamente y ponerla en valor. Por otro, veremos qué proyecto cultural e histórico concretar, con libre acceso para que los vecinos puedan ir. Tal como alguna vez conversamos con la doctora Claudia Muscio, directora del Museo de Historia Regional, nos gustaría que pueda ser visitada por escuelas y, además, integrarla a un circuito turístico local, con cuatro o cinco puntos claves de nuestra historia.
La Quinta Santa Bárbara está ubicada en la avenida Néstor Kirchner y General de Vedia. La historia cuenta que Nicomedes Pierotti, un italiano afincado en Lomas de Zamora, mandó edificar en 1893 una villa de cinco hectáreas ubicada a veinte cuadras de su fábrica de pólvora fundada en Monte Grande en 1879. La bautizó “Santa Bárbara” en honor a la patrona de la artillería, relacionada con los explosivos en los barcos. Una trágica explosión ocurrida en su polvorín hacia 1898 causó pérdidas humanas. En 1912 Pierotti vendió la propiedad a Miguel Ferrari y a su esposa, Emma Pravaz. Desde 1912, la casa permaneció en manos de esta familia, que la conservó hasta en sus más mínimos detalles. El abogado Horacio Ferrari, uno de sus hijos, estuvo casado con la actriz Rosa Rosen, por lo que la quinta también atesora recuerdos imborrables de esta célebre artista argentina. La vivienda es una típica villa italiana muy difundida durante la segunda mitad del siglo XIX, lo que entronca el origen de ambas familias con una tipología tan ligada al sustancial aporte que esta inmigración legó al patrimonio cultural de nuestra comunidad.
